sábado, 26 de noviembre de 2016

Reflexión literaria.

En este apartado, culmina la antología de fábulas para curar el alma; que espero haya sido de su total agrado, ya que, las fábulas compiladas fueron seleccionadas por motivos que me parecen pertinentes mencionar, debido a que, los autores son representantes destacados del género literario en cuestión, además, la breve extención de los relatos hace que esta antología sea práctica y funcional, puesto que, se cumple con el objetivo de dejar una enseñanza moral, al final de cada fábula.

También los relatos que he citado, promueven la reflexión, que nos lleva a desarrollar y emplear nuestro sentido crítico, para las situaciones que vivimos día con día. Se adquieren valores y se apoya, en cierta manera, un fomento a la creatividad. ¡Gracias por leer!



Rubiel García.

El burro y la flauta (Augusto Monterroso).

Tirada en el campo estaba desde hacía tiempo una flauta que ya nadie tocaba, hasta que un día un burro que paseaba por ahí resopló fuerte sobre ella haciéndola producir el sonido más dulce de su vida, es decir, de la vida del burro y de la flauta.
Incapaces de comprender lo que había pasado, pues la racionalidad no era su fuerte y ambos creían en la racionalidad, se separaron presurosos, avergonzados de lo mejor que el uno y el otro habían hecho durante su triste existencia.


El conejo y el león (Augusto Monterroso).

Un célebre Psicoanalista se encontró cierto día en medio de la Selva, semiperdido.
 Con la fuerza que dan el instinto y el afán de investigación logró fácilmente subirse a un altísimo árbol, desde el cual pudo observar a su antojo no sólo la lenta puesta del sol sino además la vida y costumbres de algunos animales, que comparó una y otra vez con las de los humanos.

Al caer la tarde vio aparecer, por un lado, al Conejo; por otro, al León.

En un principio no sucedió nada digno de mencionarse, pero poco después ambos animales sintieron sus respectivas presencias y, cuando toparon el uno con el otro, cada cual reaccionó como lo había venido haciendo desde que el hombre era hombre.

El León estremeció la Selva con sus rugidos, sacudió la melena majestuosamente como era su costumbre y hendió el aire con sus garras enormes; por su parte, el Conejo respiró con mayor celeridad, vio un instante a los ojos del León, dio media vuelta y se alejó corriendo.

De regreso a la ciudad el célebre Psicoanalista publicó cum laude su famoso tratado en que demuestra que el León es el animal más infantil y cobarde de la Selva, y el Conejo el más valiente y maduro: el León ruge y hace gestos y amenaza al universo movido por el miedo; el Conejo advierte esto, conoce su propia fuerza, y se retira antes de perder la paciencia y acabar con aquel ser extravagante y fuera de sí, al que comprende y que después de todo no le ha hecho nada.



Augusto Monterroso:

Fue un escritor guatemalteco, que nació el 21 de diciembre de 1921.

Entre sus títulos importantes se encuentra: La oveja negra y demás fábulas (1969), Movimiento perpetuo (1972) y la novela Lo demás es silencio (1978), La letra e: fragmentos de un diario (1987), Viaje al centro de la fábula (1981) y La palabra mágica (1983).

Su composición “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”; es considerada como el relato más breve de la literatura universal.

En 1993 lo nombraron miembro de la Academia Guatemalteca de la Lengua Española, En 1996 recibió el Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo. Un año más tarde, en 1997, es galardonado con el Premio Nacional de Literatura de Guatemala en reconocimiento a la trascendencia de su obra en todo el mundo.

Augusto Monterroso falleció el 7 de febrero de 2003 a los 81 años de edad, en México D.F. a causa de un paro cardíaco. 

El asno y el cochino (Félix María Samaniego).

Envidiando la suerte del cochino, un asno maldecía su destino. –Yo,- decía –trabajo y como paja; él come harina, berza y no trabaja: a mí me dan de palos cada día; a él le rascan y halagan a porfía.- Así se lamentaba de su suerte; pero luego que advierte que a la pocilga alguna gente avanza en guisa de matanza, armada de cuchillo y de caldera, y que con maña fiera dan al gordo cochino fin sangriento, dijo entre sí el juramento: -Si en esto para el ocio y los regalos, al trabajo me atengo y a los palos.-



El hacha y el mango (Félix María Samaniego).

Un hombre que en el bosque se miraba con un hacha sin mango, suplicaba a los árboles diesen la madera que más sólida fuera para hacerle uno fuerte y muy durable. Al punto la arboleada innumerable le cedió el acebuche, y él, contento, perfeccionando luego su instrumento, de rama en rama va cortando a gusto del alto roble el brazo más robusto. Y a los árboles todos recorría, y mientras los mejores elegía dijo la triste Encina al Fresno: -¡Amigo, infeliz del que ayuda a su enemigo!-



Félix María Samaniego:

Nació el 12 de octubre de 1745 en La Guardia, Álava (España). Hijo de una familia adinerada.
Se instruyó en Derecho en la Universidad de Valladolid pero abandonó sus estudios para marcharse a Francia.
Escribió “Fábulas Morales”, en 1784). Título influenciado y basado en Esopo, Fedro o Jean de la Fontaine, que le bribndó gran popularidad durante su época.

También escribió textos poéticos, como “El Jardín De Venus”, libro con rasgos eróticos que terminó siendo prohibido por la Inquisición. Samaniego falleció en La Guardia el 11 de agosto del año 1801. Cuando tenía 55 años.

La cigüeña y la zorra (Jean de la Fontaine).

Hacía mucho tiempo que la zorra y la cigüeña no se veían, cuando un día se encontraron por casualidad.
La cigüeña era una excelente señora, pero a la zorra le mortificaba el airecito altanero con que caminaba, y se le ocurrió hacerle una broma.
Después de salameros saludos y tiernos abrazos, díjole la muy astuta:
– Para celebrar tan felicísimo encuentro, te invito a cenaren mi casa.
La cigüeña aceptó complacida creyendo en la sinceridad de la invitación y, poco después, estaban las dos conversando tranquilamente en casa de la zorra.
Cuando la cena estuvo lista, la anfitriona invitó a la cigüeña a pasar al comedor.
Una exquisita y fraganciosa comida las esperaba.
Pero la maligna zorra había servido todo sobre platos extendidos y, mientras ella comía a dos carrillos, la pobre cigüeña, con su largo y puntiagudo pico, no pudo probar bocado alguno.
La zorra, viendo lo que le sucedía a su convidada, se reía. Y como la cigüeña era en extremo educada, disimuló su contrariedad fingiendo que le había agradado la cena. Pero -está demás decirlo- se dio perfecta cuenta de la pesada broma de doña zorra.
Poco después, volvió a pasar la cigüeña frente a la casa de su amiga astuta y, luego de saludarla, añadió:
– Quiero corresponder a tu fina atención y te invito a comer en mi casa.
La zorra aceptó complacida, viendo que la ocasión le daría la oportunidad de comer sin gastar un centavo.
Llegaron a la vivienda de la cigüeña y, tras charlar un rato, pasaron al comedor. También les esperaba una riquísima comida, pero no sobre platos lisos, sino dentro de panzudas botellas de largos y estrechos cuellos.
Desde luego, la dueña de casa devoró cuanto quiso, porque con su larguísimo pico podía llegar hasta el fondo de las botellas.
La zorra, en cambio, pasaba y repasaba su hocico por el borde, estiraba la lengua y solo lograba lamer el frío vidrio sin sabor alguno, en tanto que le provocaba el exquisito olor de la comida.
De este modo, la cigüeña respondió con la misma moneda a la malintencionada zorra.
Moraleja: Quien mira al que engaña, se venga y no agravia.



Los animales con peste (Jean de la Fontaine).

Hace mucho tiempo sobrevino al reino animal una espantosa peste que, poco a poco, fue diezmando a miles de bestias en bosques, valles y collados.
En vista de esta alarmante situación, el león, en extremo preocupado, preguntó a un mono de barbas blancas la causa de la terrible calamidad.
— Esta peste es un castigo del cielo —opinó el simio— y creo que el único remedio para aplacar la cólera celestial es sacrificar a uno de nosotros.
— ¿Y cuál opinas tú que debe ser el animal sacrificado? —Inquirió el león.
— El más cargado de crímenes y fechorías —dictaminó el mono—. Que cada cual confiese sus faltas y muera el mayor pecador.
El león cerró los ojos, se concentró y, tras corta pausa, dijo a sus súbditos allí congregados:
— Por lo visto, amigos míos, está fuera de duda que quien debe sacrificarse soy yo…, cometí grandes crímenes, maté a centenares de venados, devoré innumerables vacas, terneros, ovejas y aun pastores.
Entonces, el zorro se adelantó y dijo:
— Juzgo conveniente la confesión de las otras fieras. Porque, para mí, nada de lo que vuestra majestad manifestó constituye delito. Matar venados, devorar vacas, terneros, ovejas y hombres no son crímenes. Son, incluso, acciones que honran a nuestro rey, que nos liberó de seres quizá indeseables.
Cerrada ovación selló las últimas palabras del adulón, y nuestro león fue declarado inocente.
Luego se presentó el tigre y se acusó de abominables crímenes; pero el zorro probó, asimismo, que el felino era un angelito de bondad.
Siguieron las confesiones de robos y muertes de la hiena, del lobo, del oso y otras fieras, las que pasaron por escrúpulos de monja boba.
Por fin, llegó el turno del sufrido borrico. El orejudo, arrepentido y en extremo confuso, dijo:
— La consciencia me reprocha por haber comido algunas espigas de trigo en los campos del señor Cura.
Los animales se miraron perplejos ¡Esto sí era grave! Y el zorro, retomando la palabra, explicó:
— ¡He aquí, amigos, un gran criminal! Tan terrible es lo que ha hecho, que está demás escuchar otras confesiones. La víctima que se debe sacrificar es este jumento ladrón, que se atrevió a comer el trigo con que se elabora el Pan Eucarístico.
Todos estuvieron de acuerdo con la sentencia. Y el pobre burro fue escogido para el sacrificio.

Moraleja: Sálvense culpados veinte; pero no se condene a un inocente.



Jean de la Fontaine:

Nació el 7 de septiembre de 1621. Proviene de una familia burguesa residió en Château-Thierry, Champagne (Francia). Estudió Teología y Derecho en París, pero no terminó ninguna carrera, dedicó todos sus esfuerzos a su trayectoria literaria.

Murió en París el 14 de abril de 1695. Cuando tenía 73 años.
La Fontaine es uno de los grandes fabulistas de la historia de la literatura, influenciado por Esopo y Fedro.

Además de sus fábulas referentes a la moral, muchas de ellas de corte sarcástico, escribió poesía, por ejemplo el libro “Elegía a Las Ninfas De Vaux” (1661), y novela, como “Psyché” (1699).

El león rey (Esopo).

Una vez un león que no era malvado, ni cruel, ni tenía mal genio, se convirtió en rey de una región. Durante su monarquía se celebró una reunión general con todos los animales para que cada uno tuviera oportunidad de conversar de sus diferencias: el lobo con el cordero, el tigre con el ciervo, la pantera con el camello, el perro con la liebre. La liebre vieja dijo entonces mirando tímidamente a su alrededor: -He esperado tanto un día como éste, en el que los débiles se ven respetados por los poderosos…-

Moraleja: Cuando los jefes de Estado son justos, pueden vivir tranquilos tanto los poderosos como los humildes.



El pececillo y el pescador (Esopo).

Un pescador tiró al mar su red y cuando la recogió sólo encontró en ella un pez pequeñísimo. Lo tomó en sus manos, pero el animal le rogó que lo soltara porque era demasiado chico. –Cuando sea mayor- argumentó –podrás volver a pescarme y entonces sí seré provechoso. –Bien tonto sería- respondió riendo el pescador – si soltara la presa que tengo en mis manos, soñando con la presa que llegaré a pescar quién sabe después de cuánto tiempo, por grande que fuera.

Moraleja: Es un disparate desaprovechar la riqueza que tenemos al alcance de la mano, pretextando que es poca.



Esopo:

Vivió entre los años 620 y 500 a.C. Fue un ingenioso fabulista griego, considerado por muchos, como el padre de la fábula. Al igual que Fedro, Esopo fue esclavo y tiempo después fue puesto en libertad por su esclavista, gracias a su peculiar talento para escribir. Recorrió en diversas ocasiones los reinos de Grecia, puesto que, su fama se extendió de una manera bien aceptada, que hasta los reyes requerían de sus sabios consejos y lo trataban con respeto.


Esopo no fue el inventor de la fábula, ya que, ésta ya existía desde antes, pero sí es uno de los pioneros reconocidos de este género. Sus relatos se empezaron a transmitir de generación en generación, y se sigue haciendo hasta la actualidad.

Un cazador y un perro (Fedro).

No teniendo éste nada de cobarde, se había hecho digno de las complacencias y agasajos de su amo, por el ardor que desplegaba en la lucha contra toda suerte de fieras, aún las más feroces; pero aquella naturaleza robusta y vigorosa comenzó a declinar, sin dura con el peso de los años. Echósele a reñir en tal sazón con un jabalí, y bien pronto hizo presa en una oreja; mas hubo de soltarla, por tener los dientes ya cariados. Sentido de ello el cazador, increpaba al perro; y él, aunque viejo, respondió valientemente: -No me falta empuje, sino fuerzas. Alabábasme en otro tiempo por lo que valía; y ahora me desprecias, porque no soy ni aún sombra de lo que fui.

Moraleja: El tiempo todo lo acaba y lo consume.



Las dos perras (Fedro).

Una perra solicitó de otra permiso para echar en su choza la cría, favor que le fue otorgado sin dificultad alguna; pero es el caso que iba pasando el tiempo, y nunca llegaba el momento de abandonar la choza que tan generosamente se le había cedido, alegando, como razón de esta demora, que era preciso esperar a que los cachorrillos tuviesen fuerzas para andar por sí solos. Como se hiciesen nuevas instancias, pasado el último plazo que ella misma le había fijado, contestó arrogantemente: -Me saldré de aquí, si tienes valor para luchar conmigo y con mi turba.-

Moraleja: Si dais entrada al malo en vuestra casa, os echará de ella.



Fedro:

Fabulista latino, también llamado “Foeder”. Nació en Macedonia, hacia el año 15 a.C. Su llegada a Roma ocurrió bajo estado de esclavitud, por Augusto, quien tiempo después le otorgó la libertad. Fedro murió hacia el año 50 d.C.

Escribió cinco libros de fábulas, tomadas de Esopo, aunque también llegó a componer fábulas propias, inspiradas en la vida y en las costumbres de su época. Las características que resaltan en la escritura de Fedro, son la diversión, la enseñanza y la moral. Por otra parte, la mayoría de las fábulas de este hombre, encierran burlas contra los poderosos que abusan de su poder, contra los soberbios, los malvados y los mentirosos.

Los versos que él escribió se distinguen por ser populares y humildes, además, de estar redactados en un lenguaje claro y sencillo, a comparación de otros fabulistas de su época.

Prólogo


FÁBULAS PARA CURAR EL ALMA

“Los valores son el arma del alma; mientras más valores resguarden tu alma, tu vida fluirá con más calma… ¡Ármate leyendo!” (Rubiel García López).


La presente antología está constituida por 10 textos literarios del subgénero narrativo (fábulas), reunidos mediante una minuciosa selección, realizada por el compilador: Rubiel García López, estudiante del tercer módulo (Agosto 2016 – Enero 2017) del Bachillerato Integral Comunitario No. 45, enclavado en la comunidad de San Pedro Ñumí. La indagación se aplicó entre las obras de los autores, considerados, como los máximos representantes del asombroso mundo de la fábula, dentro de los que destacan: Fedro, Esopo, Jean de la Fontaine, Félix María Samaniego y Augusto Monterroso.

La obra que, en este momento, tiene en sus manos, le asegura contenido de calidad, puesto que, todo lo recopilado se investigó en diversas fuentes, hasta hallar las versiones más completas de los relatos citados. Todo esto, con el fin de ofrecer al lector, una experiencia inolvidable, desde que éste, observe las atenciones que se le dedicaron a la recolección de las fábulas, de las cuales sobresalen: Las dos perras; de Fedro, El pececillo y el pescador; de Esopo, Los animales con peste; de Jean de la Fontaine, El hacha y el mango; de Félix María Samaniego y El conejo y el león; de Augusto Monterroso. Conforme vaya pasando de página, caerá en cuenta que los relatos, de manera subconsciente, le estarán haciendo reflexionar, acerca de los valores que usted, como ser humano, aplica en su vida diaria, comparándolos con las acciones y tratos que le brinda a sus semejantes.

Pero está colección no contiene, tajantemente, sólo fábulas, también se incluyen divertidas ilustraciones para cada una de ellas, además de, una breve descripción biográfica, de los autores; para que conozca el título de más obras, igual de excelentes, como las presentadas en esta antología. Así mismo, podrá recomendarlas a amigos, familiares y conocidos, si así lo desea; y que yo, como compilador, estoy seguro de que lo hará al concluir de leer mi recolección literaria.



¡A curarnos el alma!

martes, 22 de noviembre de 2016

Antología de fábulas para curar el alma.



COLEGIO SUPERIOR PARA LA EDUCACIÓN
INTEGRAL INTERCULTURAL DE OAXACA.

BACHILLERATO INTEGRAL COMUNITARIO No. 45, DE SAN PEDRO ÑUMÍ.

C.C.T. 20EBD0045Z



“ANTOLOGÍA DE FÁBULAS PARA CURAR EL ALMA.”

ANTOLOGÍA DE 10 FÁBULAS, CON DESCRIPCIÓN BIOGRAFICA DEL AUTOR.

COMPILADOR: RUBIEL GARCÍA LÓPEZ.





MÓDULO III: CIENCIA Y COMUNIDAD.




NOVIEMBRE 2016