Una perra solicitó de otra permiso para echar en su choza la
cría, favor que le fue otorgado sin dificultad alguna; pero es el caso que iba
pasando el tiempo, y nunca llegaba el momento de abandonar la choza que tan
generosamente se le había cedido, alegando, como razón de esta demora, que era
preciso esperar a que los cachorrillos tuviesen fuerzas para andar por sí
solos. Como se hiciesen nuevas instancias, pasado el último plazo que ella
misma le había fijado, contestó arrogantemente: -Me saldré de aquí, si tienes
valor para luchar conmigo y con mi turba.-
Moraleja: Si dais entrada al malo en vuestra casa, os echará
de ella.
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