sábado, 26 de noviembre de 2016

El asno y el cochino (Félix María Samaniego).

Envidiando la suerte del cochino, un asno maldecía su destino. –Yo,- decía –trabajo y como paja; él come harina, berza y no trabaja: a mí me dan de palos cada día; a él le rascan y halagan a porfía.- Así se lamentaba de su suerte; pero luego que advierte que a la pocilga alguna gente avanza en guisa de matanza, armada de cuchillo y de caldera, y que con maña fiera dan al gordo cochino fin sangriento, dijo entre sí el juramento: -Si en esto para el ocio y los regalos, al trabajo me atengo y a los palos.-



No hay comentarios:

Publicar un comentario